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La Inteligencia Emocional en el Emprendedor

Cualquiera puede ponerse furioso, pero estar furioso con la persona correcta,

en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y

de la forma correcta...eso no es fácil.

Aristóteles, citado en el libro la Inteligencia Emocional de D.Goleman

Comúnmente escuchamos este comentario, ”Viste lo que paso con Fulano?, todos sabemos que es una persona muy inteligente, tiene una brillante experiencia, pero que mal se relaciona con los demás y con él mismo, cuando está con un grupo, solo atina a agredir y querer imponer sus ideas y si no lo logra, deja de colaborar y se aparta”.

 

Un psicólogo estadounidense, Daniel Goleman trata de dar respuesta a esta contradicción, que la resumimos en la siguiente frase:

 

“En algunas situaciones, una persona inteligente se comporta como si no lo fuera”

“Las normas que gobiernan el mundo laboral están cambiando”

     En la actualidad no sólo se nos juzga por lo más o menos inteligentes que podamos ser, ni por nuestra formación o experiencia, sino también por el modo en que nos comunicamos con nosotros mismos y con los demás. Nos preguntamos, por qué pasa eso?, será acaso que la excelencia depende más de las competencias emocionales que de las competencias cognoscitivas?.

 

     El emprendedor en el momento de decidir el primer paso en la creación de una empresa puede ser muy consciente y analítico, pero lo emocional, que está relacionado con lo más antiguo del ser humano y ligado a lo más primitivo, proporciona siempre una respuesta somática, una sensación visceral de la decisión que debemos tomar.

 

     Nuestro cerebro no está organizado para dar exclusivamente una respuesta exacta de los argumentos racionales a favor o en contra de determinadas situaciones, sino que previamente califica emocionalmente de acuerdo a las experiencias previas (ancestrales y/o personales), dando una respuesta acorde a esas emociones.

     En principio no descartamos que una buena relación entre las competencias emocionales y las racionales posibilitan un adecuado camino hacia el éxito empresarial, dado que estas son sinérgicas y los emprendedores tienen tanto unas como otras. Podemos afirmar que las emociones descontroladas convierten en inútil a todo intento de crecimiento, observamos que el hecho de tener una elevada carga de inteligencia emocional no garantiza éxito sino va acompañada de las habilidades racionales, no obstante las emocionales nos permiten dar una primera y rápida respuesta a los estímulos del medio.

     A continuación enumeramos las competencias emocionales (que las definimos como una utilización adecuada de las características emocionales) más relevantes en la cultura del fundador:

               1: Conciencia de sí mismo: Conciencia de nuestros estados internos, capacidad para reconocer nuestras propias emociones y de realizar una valoración adecuada de uno mismo, conociendo nuestras propias fortalezas y debilidades. Es el permanecer atentos y reconocer los indicadores de lo que estamos sintiendo, que a veces no se compadecen con la realidad, además saber utilizarlos como guía en la toma de decisiones, se trata de nuestra brújula interna, funciona, pero atención, debemos de tener claro que este señalando hacia el polo norte. Esta brújula interna es la que permite fijar metas y caminar con seguridad al logro de las mismas, pero se debe ser flexible y estar continuamente revisando las mismas.

Su lado oscuro sería la de no tener noticias de nuestros estados y la de realizar una falsa valoración de sí mismo, la soberbia o la excesiva humildad, acusando al entorno de las metas no logradas. (Locus de control).

               2: Autorregulación: Se trata del control de nuestros estados e impulsos, se apela a los criterios de sinceridad e integridad.

               3: Empatía: Conciencia de los sentimientos, necesidades y preocupaciones ajenas, se refiere a la comprensión de los demás, a la orientación hacia el servicio y anticiparse y reconocer las necesidades de los demás (clientes, socios, amigos etc).

               4: Sociabilidad: capacidad para inducir respuesta deseable en los otros y generar redes de colaboración y formación de equipos.

               5: Valoración de sí mismo: El reconocimiento sincero de nuestras fortalezas y debilidades y el aprendizaje por la experiencia son competencias necesarias para el éxito empresarial, los no emprendedores que fracasan se muestran poco dispuestos a reconocer sus propios errores y se defienden de las personas que se lo indican, en general tienen tendencia a echar las culpas al afuera, sin elaborar cuanto de sí mismo puso, el emprendedor exitoso se pregunta, qué debería haber hecho y no hice?, se interroga a sí mismo y analiza las causas de su no-éxito.

               6: Búsqueda de Retroalimentación: Los emprendedores buscan deliberadamente la retroalimentación y desean conocer la opinión que tienen de ellos y de sus ideas, ya que esto ayuda a la conciencia de sí mismo.

               7: Confianza en sí mismo: Se tiene una sensación muy clara de su propio valor y capacidades, pudiendo expresar puntos de vistas importantes y de defenderlos aún pese a la presión que pudiese ejercer el medio circundante, persevera aun ante situaciones frustrantes y tolera adecuadamente la frustración y la incertidumbre.

 

               8: El Autocontrol: Gestiona adecuadamente sus emociones y sus impulsos conflictivos, piensa con claridad y permanecen concentrados a pesar de las presiones. Evita el desborde de las emociones (impulsividad) a través del esfuerzo emocional interno de control de nuestras emociones.

     Por supuesto esto es una síntesis de estas ocho competencias emocionales que adecuadamente aplicadas direccionan hacia el camino del logro empresarial, todas ellas tienen sus lados oscuros de exceso o defecto, su aplicación adecuada permiten al fundador operar libremente y sin trabas su inteligencia racional. Una última pregunta, ¿se puede aprender de estas competencias emocionales?, la respuesta es sí, a algunos les resultara fácil, solo deben potenciar sus lados más débiles, a otros les resulta más complicado y doloroso, pues deben modificar hábitos largamente consolidados, pero en todos los casos es posible y para aquellos que quieran emprender, vale la pena intentarlo.

 

 

Máximo Giordano

 

 

BIBLIOGRAFÍA:

 

Daniel Goleman:

  • La Inteligencia Emocional, Javier Vergara Editor.

  • La práctica de la inteligencia Emocional, Editorial Kairos.

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